Hace unos meses, en la terraza del bar de la plaza, Manolo me decía entre sorbo y sorbo:
“Pepe, yo pensé que jubilarme era echarme la siesta todos los días y no tener jefes. Pero me he dado cuenta de que me sobra tiempo y me falta ilusión. Menos mal que todavía puedo currar un poquito y seguir cobrando la pensión”.
Lo que Manolo estaba describiendo, aunque no lo llamara así, es la jubilación activa. Una opción que permite seguir trabajando una vez cumplida la edad legal de jubilación y, al mismo tiempo, cobrar parte (o incluso toda) la pensión.
Hasta hace poco era un lío: muchos requisitos, incompatibilidades y condiciones que desanimaban a más de uno. Pero en abril de 2025 entró en vigor una reforma que lo cambia todo. La jubilación activa ahora es más clara, más accesible y, lo más importante, mucho más rentable.
Este artículo no es un panfleto ni un comunicado oficial. Aquí lo vamos a desgranar con calma, con ejemplos y con un lenguaje que cualquiera pueda entender. Porque la jubilación activa no es un tema solo de leyes y porcentajes: es una puerta abierta a seguir sintiéndonos útiles, a complementar ingresos y a mantener una vida social y laboral activa.
La idea es sencilla: ya no tienes que elegir entre jubilarte o trabajar. Ahora puedes hacer las dos cosas a la vez. Y no solo por dinero. Muchos jubilados me lo cuentan: seguir con cierta rutina laboral les da propósito, contacto con otras personas y la sensación de que todavía tienen mucho que aportar.
Pero claro, como todo en este país, hay letra pequeña: requisitos, límites, reglas fiscales. Y más de uno se pierde en ese laberinto. Por eso esta guía es tan necesaria. Vamos a recorrer, paso a paso:
- Qué es exactamente la jubilación activa y cómo se diferencia de otras modalidades como la jubilación parcial o flexible.
- Cuáles son los requisitos reales en 2025.
- Qué porcentaje de pensión se cobra según el caso.
- Qué ventajas y desventajas tiene.
- Cómo funciona para trabajadores por cuenta ajena y para autónomos.
- Qué implica en temas de impuestos.
- Y, sobre todo, consejos prácticos y ejemplos reales para que cualquiera pueda valorar si le compensa.
Porque si algo he aprendido de escuchar a amigos, vecinos y lectores es que la jubilación no es una casilla única en un formulario. Cada persona llega con su historia, sus cotizaciones, su energía y sus planes. Lo que para uno es un chollo, para otro puede ser un lío.
Así que, si estás pensando en jubilarte, si ya lo estás pero no quieres colgar del todo los guantes, o simplemente quieres entender cómo funcionan estas nuevas reglas, quédate por aquí. Esta es la guía jubilista definitiva sobre la jubilación activa en 2025.
¿Qué es exactamente la jubilación activa?
Cuando se habla de “jubilarse” la mayoría piensa en dejar de trabajar del todo, empezar a cobrar la pensión y dedicar el tiempo a descansar, viajar o cuidar de los nietos. Esa es la jubilación ordinaria, la más conocida. Pero la realidad es que hoy existen varias formas de jubilarse, y entre ellas está la jubilación activa.
La jubilación activa es una modalidad que permite a una persona que ya ha alcanzado la edad legal de jubilación seguir trabajando —ya sea por cuenta propia o ajena— mientras cobra, al mismo tiempo, la pensión de jubilación contributiva. Es decir, el Estado te permite compatibilizar pensión y trabajo.
Esto, que suena lógico en un país donde la esperanza de vida es alta y cada vez más gente se siente con energía tras los 65, ha sido siempre un terreno lleno de reglas. No se trataba simplemente de decir “sigo currando y ya está”, sino que había que cumplir condiciones muy concretas, y además las ventajas eran limitadas.
Cómo era antes
Hasta hace poco, la jubilación activa tenía dos grandes problemas:
- Requisitos muy restrictivos. No bastaba con haber llegado a la edad legal. Había que haber cotizado más de 36 años y medio para poder acceder al 100 % de la pensión mientras se trabajaba. Si no, solo se podía cobrar la mitad.
- Incompatibilidad con el complemento por demora. Si decidías retrasar tu jubilación más allá de la edad legal (lo que da derecho a un aumento de la pensión como premio por esperar), perdías ese beneficio si luego optabas por la jubilación activa.
En la práctica, esto hacía que mucha gente lo descartara. Porque, ¿para qué retrasar la jubilación y cobrar un extra, si luego al trabajar ibas a perderlo?
Qué cambia en 2025
La reforma que entró en vigor el 1 de abril de 2025 da un giro a este panorama. Ahora, la jubilación activa es mucho más atractiva porque:
- Se flexibilizan los requisitos de cotización. Ya no es necesario tener más de 36 años y medio cotizados para acceder. Basta con haber cotizado un mínimo de 15 años (lo mismo que se exige para una pensión contributiva ordinaria). Esto abre la puerta a muchísima más gente.
- Compatibilidad con el complemento por demora. Este es el gran cambio. Hoy sí puedes retrasar tu jubilación, ganar ese porcentaje extra por demora (entre un 4 y un 5 % más de pensión por cada año de espera), y luego entrar en jubilación activa sin perder ese derecho. Es decir: sumas por todos lados.
- Más claridad en los porcentajes. El cálculo ahora es progresivo y acumulativo. Dependiendo de cuántos años tardes en jubilarte desde que cumplas la edad legal, cobras un porcentaje mayor de tu pensión en la modalidad activa. La escala va desde el 45 % (si esperas 1 año) hasta el 100 % (si esperas 5 años o más).
- Mayor acceso para autónomos. Los trabajadores por cuenta propia, que antes tenían un encaje bastante complicado, ahora tienen más facilidad. Si cuentan con un empleado indefinido a su cargo, pueden cobrar hasta el 75 % de la pensión mientras siguen trabajando, incluso si no cumplen los años de cotización largos que antes se pedían.
Diferencias con otras modalidades
Para no confundirnos, conviene aclarar qué no es la jubilación activa:
- No es jubilación parcial. En la parcial se reduce la jornada laboral (por ejemplo, pasar de jornada completa a media) y se cobra una parte proporcional de la pensión. Normalmente va ligada a acuerdos con la empresa.
- No es jubilación flexible. Esta permite reingresar en el mercado laboral después de haberse jubilado, pero ajustando la pensión en proporción a la jornada que trabajes.
- La jubilación activa es distinta. Aquí hablamos de haber cumplido la edad, empezar a cobrar la pensión contributiva y, además, seguir trabajando en paralelo, con unas reglas específicas sobre cuánto de la pensión puedes percibir.
¿Por qué este cambio ahora?
España tiene uno de los mayores retos demográficos de Europa: cada vez más jubilados, cada vez más esperanza de vida, y cada vez menos trabajadores jóvenes cotizando. En 2050 se estima que habrá más de 15 millones de personas mayores de 65 años. La jubilación activa es, por tanto, una manera de:
- Mantener talento y experiencia en el mercado laboral. Hay muchos profesionales que todavía quieren y pueden aportar.
- Reducir presión sobre el sistema de pensiones. Si más jubilados siguen cotizando mientras trabajan, hay más ingresos para la Seguridad Social.
- Dar flexibilidad real a las personas. No todos quieren dejar de trabajar de golpe. Para muchos, el cambio gradual es mejor.
En resumen: la jubilación activa ya no es una rareza reservada a unos pocos. Con la reforma de 2025 se convierte en una alternativa real y accesible para miles de personas en España que quieren combinar lo mejor de los dos mundos: tranquilidad económica y vida laboral activa.
Requisitos de la jubilación activa en 2025
Si algo me dicen siempre los amigos del barrio cuando sale el tema de la pensión es: “Pepe, esto parece un sudoku: cada vez que creo que lo entiendo, cambian las reglas”. Y sí, no les falta razón. La jubilación activa tiene normas claras, pero como han cambiado en 2025 conviene repasarlas bien, porque de esto depende poder acceder o no.
1. Haber alcanzado la edad legal de jubilación
Este es el primer filtro: no vale prejubilarse y luego pedir jubilación activa. La norma es clara: solo se accede si se ha cumplido la edad ordinaria de jubilación que marca la Seguridad Social en el año correspondiente.
En 2025 la edad legal son:
- 66 años y 6 meses, para quienes hayan cotizado menos de 38 años.
- 65 años, para quienes tengan 38 años o más cotizados.
Esto cambia cada año según las reformas progresivas que se están aplicando, pero en 2025 esas son las cifras.
Ejemplo práctico:
- Carmen tiene 36 años cotizados y cumple 65. No puede pedir jubilación activa todavía, deberá esperar hasta los 66 años y medio.
- En cambio, Juan tiene 40 años cotizados y cumple 65: puede acceder directamente.
2. Tiempo mínimo de cotización
Hasta la reforma de abril de 2025, la jubilación activa pedía un mínimo de 36 años y medio cotizados para poder acceder al 100 % de la pensión mientras se trabajaba. Ese requisito tan alto dejaba fuera a miles de personas.
La novedad ahora es que basta con haber cotizado un mínimo de 15 años. Con esa base ya se puede acceder a la modalidad de jubilación activa, aunque el porcentaje que se cobre de pensión dependerá de otros factores (años de demora, condiciones personales, si eres autónomo o no).
Esto abre la puerta a trabajadores con carreras laborales más cortas, intermitentes o con lagunas de cotización, que antes estaban condenados a quedarse fuera.
3. Iniciar la jubilación desde la modalidad ordinaria
Otro requisito es que la jubilación activa solo se puede iniciar una vez que ya estás jubilado de forma ordinaria. No es algo paralelo ni anticipado. Se empieza a cobrar la pensión contributiva y, a la vez, se mantiene o inicia una actividad laboral.
4. Compatibilidad con el complemento por demora
Este es uno de los grandes avances de 2025. Antes, si retrasabas tu jubilación para aumentar tu pensión (ese “premio” que da la Seguridad Social por cada año extra trabajado después de la edad legal), perdías el derecho si luego pedías jubilación activa.
Ahora ya no: puedes cobrar la pensión con el complemento por demora y, al mismo tiempo, trabajar en jubilación activa. Esto hace que mucha gente vea ahora más sentido en esperar un par de años antes de jubilarse.
Ejemplo:
- Si retrasas 3 años la jubilación, sumas un 15 % más de pensión (aprox.).
- Con jubilación activa, además, puedes seguir trabajando y cotizando.
- Resultado: cobras más y no pierdes derechos.
5. Para autónomos: condición especial
Los autónomos siempre han estado en una especie de “limbo” con este tema. Hasta hace poco, para cobrar el 100 % de la pensión y seguir trabajando necesitaban tener contratado al menos a un empleado indefinido.
Con la reforma de 2025, la condición se suaviza:
- Si el autónomo tiene un trabajador contratado, puede acceder hasta al 75 % de la pensión incluso con menos años cotizados.
- Si no tiene empleados, el porcentaje es menor, pero ya no queda automáticamente excluido.
Esto abre un abanico de opciones para miles de pequeños autónomos que antes no tenían incentivo alguno.
6. Estar dado de alta en la Seguridad Social
Aunque parezca obvio, no basta con cobrar la pensión. Para entrar en jubilación activa hay que estar dado de alta en la Seguridad Social como trabajador (ya sea por cuenta ajena o en el RETA como autónomo). De lo contrario, no se puede compatibilizar.
7. No estar en situaciones incompatibles
Existen ciertos casos donde no se puede acceder:
- Si se cobra una pensión de incapacidad permanente total o absoluta.
- Si se perciben pensiones que no son contributivas.
- Si el contrato laboral es en el sector público (aquí suele haber restricciones específicas).
Comparativa: requisitos antes y después de abril 2025
Requisito | Antes de 2025 | Desde abril 2025 |
---|---|---|
Edad legal | Obligatoria | Obligatoria |
Cotización mínima | 36 años y medio | 15 años |
Complemento por demora | Incompatible | Compatible |
Autónomos sin empleado | No podían acceder al 100 % | Acceso limitado, hasta 75 % con condiciones |
Autónomos con empleado | 100 % | 100 % (más sencillo) |
Ejemplos prácticos
- Empleado con 20 años cotizados
- Cumple 66 años y medio en 2025.
- Puede jubilarse de forma activa aunque no llegue a los 36 años.
- Cobraría una parte proporcional de la pensión y seguiría trabajando.
- Autónomo con 15 años cotizados y un trabajador contratado
- Con la reforma, puede cobrar hasta el 75 % de la pensión y mantener su negocio.
- Trabajador que retrasa 5 años su jubilación
- Accede al 100 % de la pensión.
- Con jubilación activa puede mantener un trabajo parcial y no pierde el incremento por demora.
En definitiva: los requisitos de 2025 hacen que la jubilación activa deje de ser un privilegio de unos pocos con largas carreras laborales y pase a ser una opción real para la mayoría.
Cuánto se cobra en la jubilación activa en 2025
Si hay una pregunta que me hacen todos cuando saco este tema en el café de los jueves es: “Vale Pepe, todo eso está muy bien… pero al final, ¿cuánto se cobra?”
Y es lógico, porque de nada sirve una modalidad atractiva si los números no cuadran.
La jubilación activa se basa en cobrar un porcentaje de la pensión contributiva mientras se sigue trabajando. Ese porcentaje depende de dos factores: los años cotizados y, sobre todo, el tiempo de demora respecto a la edad legal de jubilación.
Escala de cobro en 2025
Con la reforma, la escala ha quedado mucho más clara. Los porcentajes son los siguientes:
Años de demora (desde la edad legal) | % de pensión compatible en jubilación activa |
---|---|
1 año | 45 % |
2 años | 55 % |
3 años | 65 % |
4 años | 80 % |
5 años o más | 100 % |
Esto significa que quien retrase su jubilación 5 años o más puede cobrar el 100 % de su pensión contributiva y, además, trabajar.
¿Qué ocurre si no retrasas la jubilación?
Aquí viene otra novedad importante: aunque no retrases la jubilación, puedes acceder igualmente. Eso sí, el porcentaje inicial será más bajo (habitualmente en torno al 50 %). La diferencia es que ahora ya no se exige haber cotizado más de 36 años y medio, sino que basta con los 15 mínimos.
Esto abre la posibilidad de que personas con carreras más cortas puedan compatibilizar ingresos, aunque no lleguen al 100 %.
Casos prácticos
Caso 1: Trabajador por cuenta ajena con 35 años cotizados
- Edad legal de jubilación: 66 años y 6 meses.
- Decide jubilarse a los 67 (medio año más tarde).
- Puede acceder a la jubilación activa, cobrando en torno al 45–50 % de su pensión mientras trabaja.
- Si su pensión reconocida son 1.200 € → cobraría unos 540–600 € + el sueldo de su empleo.
Caso 2: Autónomo con empleado indefinido
- 20 años cotizados.
- Cumple 65 años y decide acogerse a jubilación activa.
- Como tiene un trabajador contratado, puede cobrar hasta el 75 % de la pensión y seguir al frente de su negocio.
- Si le corresponde una pensión de 1.000 €, recibiría 750 € + lo que genere su actividad.
Caso 3: Trabajador que retrasa 5 años su jubilación
- Cumple 65 en 2025 y espera hasta los 70.
- Gracias a los complementos por demora, su pensión inicial sube un 20 % (supongamos de 1.200 € a 1.440 €).
- Al acogerse a jubilación activa, puede cobrar el 100 % de esa pensión (1.440 €) y seguir trabajando, aunque sea a media jornada.
- Beneficio doble: pensión más alta y sueldo complementario.
Cómo afecta la cotización durante la jubilación activa
Aunque muchos creen que durante la jubilación activa no se cotiza, lo cierto es que sí se siguen pagando cotizaciones. Eso sí, son más reducidas que en un empleo normal.
- Existe una cotización especial de solidaridad del 9 % sobre la base (7 % a cargo del empresario y 2 % del trabajador).
- Esta cotización no genera nuevos derechos de pensión, es decir, no aumenta la base reguladora.
- Además, se mantienen las cotizaciones por incapacidad temporal y contingencias profesionales.
Esto quiere decir que se sigue aportando al sistema, lo cual es una de las razones por las que el Estado fomenta esta modalidad: mientras cobras, también contribuyes.
Ventaja añadida: complemento del 5 % anual
Otra novedad interesante de 2025 es que cada año trabajado en jubilación activa puede aportar un incremento adicional del 5 % sobre la pensión (hasta alcanzar el 100 %). Esto beneficia especialmente a quienes empiezan con porcentajes más bajos.
Ejemplo:
- Un jubilado empieza con el 55 % de su pensión.
- Si sigue trabajando tres años más, puede ir sumando un 5 % anual.
- En pocos años se acerca al 100 %.
Comparación: antes vs después de la reforma 2025
Situación | Antes de 2025 | Desde abril 2025 |
---|---|---|
Cotización mínima | 36,5 años para 100 % | 15 años mínimos |
% pensión si no retrasabas | 50 % | 45–50 % (flexible) |
% pensión si retrasabas 5 años | 100 % (pero perdías complemento por demora) | 100 % + complemento por demora |
Autónomos con empleado | 100 % (limitado) | 100 % (más accesible) |
Autónomos sin empleado | Muy limitado | Hasta 75 % en algunos casos |
En 2025, la jubilación activa paga más y llega a más gente.
- Si tienes carrera laboral larga y decides retrasar, puedes llegar al 100 % de tu pensión.
- Si eres autónomo con trabajador, puedes mantener gran parte de tu pensión y tu negocio.
- Si tienes pocos años cotizados, ya no estás fuera: aunque sea con porcentajes menores, puedes compatibilizar.
La gran diferencia está en que ahora el esfuerzo extra se premia y ya no se penaliza con incompatibilidades absurdas.
Ventajas y desventajas de la jubilación activa
Cuando uno escucha hablar de la jubilación activa todo suena muy bonito: “cobras la pensión y trabajas a la vez”. Y sí, tiene mucho sentido, pero como todo en la vida también tiene su cara B. No es lo mismo para todos, y conviene mirar la balanza con calma antes de lanzarse.
Ventajas
1. Más ingresos, menos miedo al final de mes
La más obvia: puedes cobrar tu pensión y al mismo tiempo un sueldo. Eso, para muchas familias, significa respirar. Imagina que tu pensión sola es de 1.000 €. Si además trabajas media jornada y cobras 600 €, tu ingreso mensual sube a 1.600 €. La diferencia es enorme, sobre todo en un momento de la vida en que los gastos médicos o de cuidado pueden aumentar.
2. Mantener propósito y rutina
La jubilación, si se afronta sin plan, puede convertirse en un vacío de días iguales. Seguir trabajando unas horas a la semana mantiene la sensación de utilidad. La psicología lo tiene claro: quienes conservan un propósito viven más y mejor. La jubilación activa te da ese equilibrio: no es volver a la esclavitud del reloj, es seguir en movimiento.
3. Flexibilidad real
La reforma de 2025 permite a muchos adaptarlo a su ritmo. No todos quieren o pueden trabajar ocho horas. Con la jubilación activa, la mayoría elige empleos a tiempo parcial, consultoría, formación, pequeños negocios… Trabajos más ligeros que complementan la pensión sin ahogarte.
4. Mejor salud física y mental
Estudios serios muestran que quienes siguen activos en la vejez tienen menor deterioro cognitivo y menos depresión. La actividad laboral —siempre que no sea estresante ni extenuante— actúa como gimnasia para la mente y para la autoestima.
5. Posibilidad de mejorar la pensión
Cada año que se sigue en jubilación activa puede sumar un 5 % adicional hasta llegar al 100 %. Y si además retrasaste la jubilación, conservas los complementos por demora. Traducido: no solo trabajas, también potencias tu pensión futura.
6. Beneficio para el sistema (y para todos)
Aunque a uno le importe menos, no está de más decirlo: se sigue cotizando (aunque sea una cuota reducida). Esto ayuda a que el sistema de pensiones sea un poco más sostenible. Y al final, todos ganamos.
Desventajas
1. Más impuestos
Cobrar pensión + sueldo significa tributar más en el IRPF. A muchos les sorprende cuando llega la declaración: “¿Cómo que tengo que pagar si he cotizado toda mi vida?”. Pues sí, porque Hacienda considera pensión y salario como rendimientos del trabajo. Si no lo planificas, puedes tener un susto en junio.
2. No todo el mundo tiene energía o ganas
Hay gente que llega a los 65 con achaques o simplemente con deseo de descansar de verdad. Para ellos, la jubilación activa no es un premio, sino un peso. No es obligatorio ni la panacea: quien necesita desconectar, mejor que lo haga.
3. Limitaciones legales
No es compatible con todo. Algunos sectores, especialmente empleos públicos, tienen restricciones. Además, si recibes otro tipo de pensiones (incapacidad, no contributiva), no puedes acceder.
4. La pensión no aumenta indefinidamente
Es cierto que se puede llegar al 100 % de la pensión, pero no más. Y la cotización de solidaridad (ese 9 %) no genera nuevos derechos. Es decir, trabajas, cotizas, pero tu pensión no seguirá creciendo al infinito.
5. Riesgo de caer en el “ni chicha ni limoná”
Conozco a gente que se metió en jubilación activa para “no aburrirse” y acabó atrapada en trabajos poco gratificantes, con más obligaciones que beneficios. La clave está en elegir bien: si vuelves a un trabajo que no te gusta, la jubilación activa puede convertirse en una frustración.
Comparación rápida
Ventajas | Desventajas |
---|---|
Ingresos extra (pensión + sueldo) | Más impuestos en IRPF |
Mantener rutina y propósito | Requiere energía y ganas |
Flexibilidad de jornada | No siempre es compatible (sector público, pensiones especiales) |
Mejora de la pensión con demora | La pensión no crece indefinidamente |
Mejor salud física y mental | Riesgo de acabar en trabajos poco motivantes |
Contribución a la sostenibilidad del sistema | Cotizas sin aumentar derechos adicionales |
Jubilación activa para trabajadores por cuenta ajena
Si eres asalariado y te estás planteando la jubilación activa, la buena noticia es que desde la reforma de 2025 el camino está mucho más despejado. Eso sí, conviene entender bien cómo funciona, qué papeles hay que mover y qué implica para ti y para tu empresa.
Paso 1. Cumplir la edad y requisitos
Lo primero es lo de siempre: haber alcanzado la edad legal de jubilación.
- En 2025: 65 años si tienes 38 años cotizados o más, o 66 años y 6 meses si no llegas a esa cifra.
- Y tener al menos 15 años cotizados en total.
Una vez cumplido esto, puedes acceder a la jubilación activa aunque sigas en tu empresa.
Paso 2. Comunicación a la Seguridad Social
El trabajador debe solicitar la jubilación activa a través de la Seguridad Social. Es decir, se reconoce la pensión ordinaria y, en el mismo trámite, se indica que se opta por la modalidad activa. No se trata de jubilarse del todo y luego volver: se hace todo en el mismo movimiento.
Paso 3. Acuerdo con la empresa
En muchos casos, lo habitual es que la persona no mantenga jornada completa, sino que pase a un contrato parcial. Esto tiene varias ventajas:
- Permite adaptar el esfuerzo físico y mental a la edad.
- El trabajador sigue sintiéndose útil sin estar “atado” ocho horas.
- La empresa conserva la experiencia del empleado, pero reduce costes.
En teoría, también es posible mantener jornada completa, pero en la práctica la mayoría opta por un formato más reducido.
Qué cobra un asalariado en jubilación activa
- Pensión contributiva: un porcentaje que va del 45 % al 100 %, según los años de demora y las condiciones explicadas en el bloque anterior.
- Sueldo: el salario pactado con la empresa (parcial o total).
Ejemplo práctico:
- María, administrativa con 37 años cotizados.
- Cumple 66 años y 6 meses y opta por jubilación activa.
- Pacta con la empresa trabajar 3 días a la semana, cobrando 800 € de sueldo.
- Su pensión reconocida es de 1.200 €. En jubilación activa empieza cobrando el 55 % → 660 €.
- Total mensual: 1.460 €.
Cotizaciones y obligaciones
- Durante la jubilación activa se aplica la cotización de solidaridad del 9 % (7 % la empresa y 2 % el trabajador).
- Se cotiza también por incapacidad temporal y contingencias profesionales.
- Importante: estas cotizaciones no aumentan tu futura pensión, solo sirven para sostener el sistema.
Ventajas para el trabajador
- Mantener ingresos más altos (pensión + sueldo).
- Flexibilidad horaria.
- Continuar activo, con propósito y relaciones sociales.
- Posibilidad de aumentar la pensión con complementos por demora.
Ventajas para la empresa
- Retener talento y experiencia.
- Coste reducido: al pasar a parcial o incluso con jornada completa, las cotizaciones son menores.
- Imagen positiva: apostar por el talento senior.
Posibles inconvenientes
- La carga fiscal (pensión + salario suben el IRPF).
- No todos los sectores tienen la misma flexibilidad: algunos trabajos físicos pueden ser complicados a esa edad.
- Requiere buena comunicación con la empresa: no todas están abiertas a pactar reducciones de jornada.
Jubilación activa para autónomos
Si hay un colectivo que siempre ha tenido más dudas que certezas sobre la jubilación, ese es el de los autónomos. Durante años, la jubilación activa parecía pensada solo para asalariados, y los trabajadores por cuenta propia quedaban en segundo plano. La reforma de abril de 2025 ha cambiado bastante las reglas, y por fin los autónomos tienen más margen para compaginar pensión y actividad.
La situación antes de 2025
Hasta hace poco, la norma era bastante dura:
- Un autónomo solo podía cobrar el 100 % de su pensión y seguir trabajando si tenía contratado al menos a un empleado indefinido.
- Si no lo tenía, como mucho podía cobrar la mitad de la pensión mientras seguía activo.
Esto hacía que miles de autónomos pequeños, que nunca habían tenido empleados, se vieran penalizados.
Lo que cambia desde abril de 2025
Con la nueva regulación:
- Autónomos con empleado indefinido: pueden cobrar el 100 % de la pensión y mantener su negocio.
- Autónomos sin empleado: acceden a la jubilación activa, aunque en este caso el porcentaje puede ser menor (normalmente hasta el 75 % de la pensión).
La gran diferencia es que ya no se excluye automáticamente a quienes no tengan trabajadores a su cargo. Es decir, se reconoce que la realidad del autónomo en España es muy diversa: desde el que tiene un pequeño comercio con empleados hasta el que trabaja solo desde casa.
Ejemplos prácticos
Caso 1: Autónomo con empleado
Pedro tiene 30 años cotizados y un pequeño taller de carpintería con un ayudante contratado.
- Cumple 65 años en 2025.
- Se jubila de forma activa, cobra el 100 % de su pensión (1.200 €) y sigue al frente del negocio.
- A esto suma lo que gane como autónomo.
- Total: ingresos más estables y sin renunciar a la actividad.
Caso 2: Autónomo sin empleado
Luisa lleva toda la vida como modista, pero nunca ha tenido empleados.
- Tiene 20 años cotizados.
- Con la reforma, puede entrar en jubilación activa y cobrar hasta el 75 % de su pensión.
- Si le corresponden 1.000 €, recibiría 750 €, además de lo que facture en sus arreglos de ropa.
Caso 3: Autónomo con 15 años cotizados
José trabajó como transportista autónomo, pero con carreras laborales intermitentes.
- Solo llegó a cotizar 15 años.
- Antes de 2025 no podía plantearse jubilación activa.
- Ahora sí: aunque no llegue al 100 %, puede cobrar un porcentaje de pensión y mantener alguna actividad.
Cotizaciones del autónomo en jubilación activa
Al igual que los asalariados, los autónomos en jubilación activa pagan la cotización de solidaridad del 9 %, además de las correspondientes al RETA.
- Esta cuota no aumenta la pensión futura.
- Sí garantiza que sigan contribuyendo al sistema mientras se benefician de él.
Ventajas para los autónomos
- Mantener la pensión y el negocio al mismo tiempo.
- Posibilidad de transición suave: reducir ritmo sin cerrar del todo.
- Más estabilidad económica, especialmente en profesiones con ingresos variables.
- Reconocimiento a quienes han tenido trayectorias más cortas (desde 15 años cotizados).
Desventajas
- Si no hay empleado, no se accede al 100 %.
- El IRPF puede complicarse: pensión + rendimientos de actividad tributan juntos.
- El esfuerzo de seguir como autónomo (gestión, facturas, papeleo) puede ser pesado para algunos a partir de cierta edad.
Fiscalidad de la jubilación activa
Si hay un punto donde más de un jubilado se lleva un susto es en la declaración de la renta. Porque sí, la jubilación activa trae ingresos extra, pero también trae un peaje fiscal. Entender cómo tributa esta modalidad es clave para no encontrarse con la sorpresa de que Hacienda se lleve más de lo esperado.
Pensión y salario: dos sueldos a ojos de Hacienda
Lo primero que hay que saber es que la pensión de jubilación contributiva se considera rendimiento del trabajo. Exactamente igual que un salario.
Eso significa que si estás en jubilación activa y cobras pensión + sueldo o pensión + ingresos de actividad como autónomo, Hacienda no los trata como dos mundos distintos, sino como una única bolsa de rendimientos del trabajo que tributan en el IRPF.
Ejemplo práctico con asalariado
Imaginemos a Luis:
- Pensión reconocida: 1.200 € al mes.
- En jubilación activa, cobra el 55 % → 660 €.
- Además, trabaja a tiempo parcial y gana 800 € al mes.
- Total: 1.460 € al mes, 17.520 € al año.
A ojos de Hacienda, Luis no cobra “una pensión y un sueldo”, sino 17.520 € de rendimientos del trabajo. Dependiendo del tramo de IRPF, pagará lo correspondiente.
Ejemplo práctico con autónomo
María, autónoma en jubilación activa:
- Pensión contributiva: 1.000 € al mes.
- Accede al 75 % → 750 € al mes.
- Además, factura 1.200 € como autónoma.
- Total: 1.950 € al mes, 23.400 € al año.
En este caso, María declara 23.400 € como rendimientos del trabajo. Y aquí es donde muchos se sorprenden, porque la pensión no está “exenta” ni “al margen”: tributa junto a los ingresos de su actividad.
Retenciones y ajustes
Uno de los líos más frecuentes es que la pensión tiene retenciones mínimas (muchas veces simbólicas o nulas) y el salario o ingresos de autónomo también pueden tener retenciones bajas.
Resultado: al hacer la declaración, el IRPF final es mayor de lo que ya se ha retenido, y toca pagar la diferencia.
Por eso, muchos expertos recomiendan pedir a la Seguridad Social que incremente la retención en la pensión o ajustar las retenciones en nómina/facturación. Así se evitan sustos al final del año.
Tipos de cotizaciones durante la jubilación activa
Además del IRPF, recordemos que durante la jubilación activa se sigue cotizando:
- Cotización de solidaridad (9 %): no genera más pensión, es simplemente una contribución al sistema.
- Contingencias comunes y profesionales: en algunos casos, según el contrato o la actividad.
Esto significa que aunque la carga fiscal suba, también sigues aportando a la Seguridad Social, lo cual es uno de los motivos por los que esta modalidad se ha potenciado.
Consejos prácticos
- Haz números antes de decidir: calcula cuánto te quedará neto después de impuestos, no solo el bruto.
- Ajusta retenciones: pide a la Seguridad Social o a tu empresa que suban las retenciones en nómina/pensión si ves que te vas a pasar de tramo.
- Valora reducciones y deducciones: por edad, gastos médicos, planes de pensiones o aportaciones a ONG.
- Consulta a un asesor fiscal: sobre todo si eres autónomo, porque la combinación pensión + actividad puede complicar la declaración.
Dudas frecuentes sobre la jubilación activa
Por mucho que uno lea guías oficiales o artículos en la prensa, siempre quedan las mismas preguntas flotando en el aire. En el bar, en la farmacia o en la cola del banco, los jubilados preguntamos lo mismo: “¿Esto se puede? ¿Y qué pasa si hago aquello?”. Así que aquí va un buen repaso a las FAQ jubilistas más comunes.
¿Puedo acceder a la jubilación activa si ya estoy jubilado?
Sí, pero con condiciones. Si ya cobras la pensión contributiva ordinaria, puedes solicitar el cambio a jubilación activa siempre que cumplas los requisitos (edad legal alcanzada y al menos 15 años cotizados). Lo que no puedes hacer es pasar de una pensión no contributiva o de incapacidad a jubilación activa.
¿Es compatible con una pensión de viudedad?
Sí. La pensión de viudedad es compatible con la jubilación activa, igual que lo es con la pensión de jubilación ordinaria. El problema no está en la compatibilidad, sino en la carga fiscal: ambas pensiones tributan como rendimientos del trabajo, por lo que el IRPF puede ser alto.
¿Puedo trabajar a jornada completa?
En teoría, sí. La normativa no obliga a que sea media jornada o parcial. Pero en la práctica, la mayoría de personas que optan por jubilación activa lo hacen con empleos a tiempo parcial o menos exigentes. No hay prohibición, pero conviene valorar la energía y la salud.
¿Y si me despiden durante la jubilación activa?
Si un trabajador por cuenta ajena en jubilación activa pierde su empleo (por despido, fin de contrato, etc.), puede seguir cobrando la parte de pensión que le corresponda. Lo que pierde es el complemento del sueldo, lógicamente. En muchos casos, también puede volver a la jubilación ordinaria al 100 % sin problema.
¿Se puede compatibilizar con un trabajo público?
Aquí hay limitaciones. En general, las Administraciones Públicas son mucho más estrictas y no suelen permitir compatibilizar jubilación activa con empleos en el sector público. Conviene consultar caso por caso, pero lo habitual es que esta modalidad se aplique solo en el sector privado y en actividades autónomas.
¿Qué pasa si quiero dejarlo y pasar a jubilación normal?
Puedes hacerlo. La jubilación activa no es una condena. Si en algún momento decides dejar de trabajar, pasas a percibir la pensión completa que te corresponda. Eso sí, sin los ingresos del trabajo ni las cotizaciones de solidaridad.
¿Se cobra el 100 % desde el primer día?
No siempre. El porcentaje depende de los años de demora respecto a la edad legal de jubilación: desde el 45 % si esperas solo un año, hasta el 100 % si lo retrasas 5 años o más.
Los autónomos con empleados sí pueden llegar directamente al 100 %.
¿Puedo entrar en jubilación activa si solo tengo 15 años cotizados?
Sí. Ese es uno de los grandes cambios de 2025. Antes se pedían más de 36 años, lo que dejaba fuera a la mayoría. Ahora basta con los 15 mínimos para acceder a la pensión contributiva. Eso sí, en este caso no se cobra el 100 %, sino porcentajes menores (normalmente 45–50 % al inicio).
¿Qué ocurre con la cotización de solidaridad del 9 %?
Muchos preguntan: “¿Y para qué pago si no me aumenta la pensión?”. La respuesta es clara: la cotización de solidaridad sirve para sostener el sistema, no para incrementar tu pensión personal. Es la condición de la modalidad: se cobra la pensión y se trabaja, pero a cambio se aporta una parte al fondo común.
¿Es lo mismo jubilación activa que jubilación parcial o flexible?
No.
- La jubilación parcial implica reducir jornada en la misma empresa y cobrar parte de la pensión.
- La jubilación flexible es reincorporarse a trabajar después de jubilarse, ajustando la pensión en función de la jornada.
- La jubilación activa es distinta: cobras la pensión reconocida (un porcentaje) y trabajas, con reglas claras de compatibilidad.
¿Qué pasa si me pongo a trabajar sin comunicarlo?
Mala idea. Si cobras la pensión y trabajas sin notificarlo a la Seguridad Social, lo consideran incompatibilidad ilegal. Eso implica devolver lo cobrado indebidamente y posibles sanciones. La jubilación activa es legal, pero hay que tramitarla.
¿Es buena idea para todos?
No. La jubilación activa tiene ventajas claras para quienes quieren ingresos extra, mantener contacto social y no les importa tributar más. Pero no es para todos: si ya se tiene una pensión suficiente, la salud flojea o lo que se desea es descansar de verdad, lo mejor es optar por la jubilación ordinaria.
Consejos prácticos antes de dar el paso a la jubilación activa
Llegados a este punto, está claro que la jubilación activa puede ser una gran opción… o un lío innecesario, según quién y cómo. Por eso antes de lanzarse conviene parar un momento, lápiz en mano, y pensar. Aquí van algunos consejos prácticos para decidir con cabeza, no solo con el corazón.
1. Haz números con calma
No te quedes con el titular de “cobras la pensión y trabajas a la vez”. La realidad es que vas a tener más ingresos brutos, sí, pero también más impuestos.
Lo que importa no es cuánto entra, sino cuánto se queda neto. Haz un simulacro con la calculadora del IRPF de la Agencia Tributaria o, mejor aún, pide a un asesor que te haga un escenario con tus datos.
Ejemplo: si tu pensión es de 1.000 € y en jubilación activa cobras el 55 % (550 €) y además un trabajo parcial de 700 €, tendrás 1.250 € al mes. Pero al declarar esos 15.000 € anuales juntos, Hacienda ajustará y puede que pagues más de lo que esperabas.
2. Revisa tu energía y tu salud
La jubilación activa no es un maratón de oficina, pero sigue siendo trabajar. Pregúntate:
- ¿Tengo ganas de seguir en esto unos años más?
- ¿La salud me acompaña para mantener un ritmo laboral, aunque sea a media jornada?
- ¿Qué pasa si dentro de dos años me fatigo o enfermo?
Si la respuesta es que te sientes fuerte y motivado, adelante. Si dudas, quizá la jubilación flexible (volver a trabajar un tiempo puntual) te encaje más.
3. Negocia con tu empresa o planifica tu negocio
Si eres asalariado, no des por hecho que tu empresa lo verá con buenos ojos. Habla con Recursos Humanos o con tu jefe y proponlo como un win–win: tú aportas experiencia y ellos reducen costes con un contrato parcial.
Si eres autónomo, piensa cómo adaptar tu actividad:
- Reducir clientes.
- Delegar tareas a un empleado.
- Mantener solo los trabajos que te ilusionan.
4. Ajusta tus retenciones
No esperes al susto de la declaración. Puedes pedir a la Seguridad Social que te retenga más en la pensión o pedir a tu empresa que suba tu retención en nómina. Así, cada mes recibes un poco menos, pero en junio no tienes que soltar un dineral de golpe.
5. Aprovecha el propósito
Muchos jubilados que entran en esta modalidad dicen lo mismo: lo mejor no es el dinero, es sentirse útiles. Si eliges bien el trabajo o la actividad que mantienes, puede ser casi terapéutico.
Consejo: elige trabajos que te aporten satisfacción y no solo ingresos. Dar clases particulares, asesorar a jóvenes, mantener tu pequeño taller, colaborar en un proyecto social. Eso vale más que 100 € arriba o abajo.
6. Infórmate de las incompatibilidades
Ojo con esto: no todas las pensiones son compatibles, ni todos los trabajos. Si recibes incapacidad permanente, pensión no contributiva o trabajas en la Administración Pública, es probable que no puedas acogerte. Mejor preguntar antes de liarse.
7. Piensa en la transición, no en el todo o nada
La jubilación activa es una herramienta para jubilarse de forma gradual. No tienes por qué mantener el mismo ritmo ni la misma jornada. Tómalo como un puente: pasas de trabajar a tiempo completo a media jornada, y luego, cuando quieras, a pensión completa.
Futuro de la jubilación activa en España
Si algo nos enseña la historia reciente es que la jubilación activa no ha llegado para quedarse igual que está, sino para seguir evolucionando. La reforma de abril de 2025 fue solo un paso más dentro de un proceso que lleva años gestándose: cómo hacer que el sistema de pensiones en España sea sostenible sin condenar a los mayores a retirarse de golpe.
Un país que envejece rápido
España es uno de los países más longevos del mundo. Según las previsiones del INE, en 2050 habrá más de 15 millones de personas mayores de 65 años, casi un tercio de la población. Eso significa más pensionistas, más gasto en pensiones y menos cotizantes jóvenes.
En este escenario, la jubilación activa es una herramienta estratégica:
- Permite que quienes lo deseen sigan trabajando y cotizando.
- Reduce presión sobre el sistema, al mismo tiempo que aumenta ingresos fiscales.
- Favorece la transmisión de conocimiento entre generaciones.
El espejo europeo
España no está sola en este camino. Otros países ya llevan ventaja en la compatibilización entre pensión y trabajo:
- Alemania: desde hace años permite trabajar tras la jubilación sin apenas restricciones, con el único límite de los ingresos anuales.
- Francia: tiene fórmulas de “retraite progressive” para transiciones suaves, muy parecidas a nuestra jubilación activa.
- Portugal: apuesta por incentivos fiscales para quienes prolongan su vida laboral.
Comparados con ellos, en España hemos llegado tarde, pero cada vez nos acercamos más a esa filosofía de flexibilidad.
Posibles cambios a futuro
Aunque nadie tiene una bola de cristal, hay varias tendencias que probablemente veremos en los próximos años:
- Mayor acceso para autónomos sin empleados. Es posible que se igualen las condiciones y se eliminen del todo las barreras, permitiendo cobrar el 100 % sin tener que contratar a otro trabajador.
- Incentivos fiscales específicos. Hoy, Hacienda trata igual a quien se jubila del todo que a quien combina pensión y trabajo. En el futuro podría haber deducciones o beneficios para premiar la actividad prolongada.
- Mayor flexibilidad en la edad de acceso. Algunos expertos plantean que la jubilación activa pueda empezar incluso antes de la edad ordinaria, como una especie de “puente” gradual hacia el retiro completo.
- Apuesta política y social. El debate de las pensiones seguirá siendo uno de los más calientes en la agenda pública. Y todo apunta a que la jubilación activa se presentará cada vez más como una “solución win–win”: los mayores ganan ingresos y propósito, el Estado gana sostenibilidad.
Conclusión: jubilarse no es parar, es elegir cómo seguir
Después de recorrer todo este viaje —qué es la jubilación activa, qué requisitos pide en 2025, cuánto se cobra, qué ventajas y desventajas tiene, cómo funciona para asalariados y autónomos, su fiscalidad, dudas frecuentes y el futuro que le espera— queda una idea clara: jubilarse hoy ya no significa retirarse del todo.
La reforma de 2025 ha abierto una puerta que antes estaba medio cerrada. Hoy se puede combinar la pensión con el trabajo de forma más justa, más accesible y más flexible. Esto no es un detalle técnico, es un cambio cultural: pasamos de una jubilación en blanco y negro a una jubilación en color, donde cada uno decide qué intensidad quiere darle a sus días.
Para algunos, la jubilación activa será la oportunidad de mantener ingresos extra, seguir en contacto con compañeros o clientes y retrasar la sensación de “fin de etapa”. Para otros, será simplemente una opción a tener en cuenta, aunque prefieran descansar del todo. Y está bien: lo importante no es lo que diga la ley, sino lo que te pide la cabeza, el corazón y el cuerpo.
Lo que está claro es que el sistema ya no obliga a elegir entre trabajar o jubilarse. Ahora puedes hacer las dos cosas, y hacerlo de forma legal, transparente y con cierta ventaja económica. Eso sí: conviene planificar, ajustar impuestos, negociar con la empresa o replantear tu negocio si eres autónomo. Porque la jubilación activa no es un capricho: es una decisión estratégica.
Y como siempre digo en Jubilistos: jubilarse no es dejar de vivir, es cambiar de ritmo. La jubilación activa es, para muchos, el ritmo perfecto: menos obligaciones, pero más libertad; menos presión, pero más propósito.
Así que si te ronda la idea, dale una vuelta. Haz números, consulta con la Seguridad Social, habla con tu empresa o con tu asesor. Y sobre todo, piensa qué quieres tú. Porque la jubilación activa no es una obligación ni una moda: es una oportunidad.
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Porque jubilarse, jubilista, no es parar. Es elegir cómo seguir.
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